Nuestra actitud con el cliente es fundamental a la hora de efectuar un servicio o venta. Debemos interactuar con buena voluntad, haciendo que perciba interés por ayudarle en lo que necesite.
Tus clientes se sentirán mejor atendidos, si usas estas diez
frases con ellos:
- ¿En qué puedo ayudarte?
Nuestro trabajo y productos siempre van a ser objeto de
ayuda, porque van a cumplir una necesidad. Debemos mostrar nuestro total
interés por ayudarle en lo que necesite.
- No te preocupes, el
producto o servicio estará a tiempo
Cumplir los plazos es una gran asignatura pendiente que
tienen muchas empresas. Es mejor fijar unos plazos realistas desde el
principio, que arriesgarnos a tener que retrasar el producto o el servicio
porque no está a tiempo, sobre todo si no depende al 100% de nosotros.
El cliente agradecerá un adelanto en el plazo, en el caso de
que nos sobre tiempo.
- No tenemos esos datos,
pero los buscaremos y tendrá toda la información
A menudo nos preguntan información acerca de un producto,
sus características materiales, su producción… etc que a lo mejor desconocemos.
Imprescindible facilitar toda la información que nos soliciten.
- No tenemos ese producto o
servicio, pero podemos adaptarlos y ofrecerle esto
Cuando no disponemos del servicio o producto que buscan, lo
mejor es ser claros. Decir que no ofrecemos lo que pide, y darle diferentes
alternativas similares. Esto hará que lo pueda valorar, y en el caso de no
encontrar lo que busca, pueda elegir lo que le hemos ofrecido.
- Vamos a resolver este
problema
Uno de los aspectos peor valorados por los consumidores,
suelen ser los servicios post ventas, la asistencia de avería, el recambio de
piezas, los arreglos y devoluciones. Debemos simplificar y ser resolutivos,
pues estos aspectos son los que harán que nuestra empresa y valor corporativo
gane confianza.
Estas son las cinco frases, pero ni que decir tiene, que las
frases son sólo frases. De nada sirve repetirlas constantemente si no las vamos
a cumplir. Nuestra relación con el cliente siempre debe ser honesta y debemos
cumplir todas nuestras promesas. No vale, por tanto, sólo pronunciar las
palabras mágicas. Deben hacerse realidad.
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