Frutas y verduras limpias y envueltas en envases de plástico que no huelen a nada y saben a exactamente a lo mismo: nada.
Un reciente estudio realizado por la Agencia de Seguridad
Alimentaria en Unido ha concluido que no hay diferencias significativas entre
alimentos orgánicos/ ecológicos y los de agricultura intensiva convencional que
hace posible poder comer cualquier tipo de fruta o verdura durante todo el año
aunque fuera de temporada (y a veces ni eso) no sepan a nada.
Otro problema diferente es el uso de venenos y pesticidas
presentes en este tipo de alimentos.
La recogida de la fruta se hace cuando esta tiene un tamaño
aceptable, aunque esté verde, se transporta y una vez llegan a su destino se
dejan en cámaras frigoríficas con etileno para que no maduren.
Cuando llega el
momento de venderlas se tratan nuevamente con etileno a temperatura superior
para que maduren. El etileno actúa sobre los pigmentos y la clorofila, les da
color, pero al no madurar de forma natural no tienen el mismo sabor ni olor.
Se consiguen así frutas y verduras vistosas y apetecibles
pero artificiales.