Orégano: Se recoge en el monte a finales del verano. Se agrupa en ramilletes y se seca a la sombra y colgado hacia abajo. Cuando está bien seco, se deshacen las pequeñas hojitas y pétalos y se guarda en un frasco cerrado para que conserve mejor el aroma.
Perejil: Se recoge en
temporada y se puede guardar picado y congelado en una bolsa o seco. Se seca
hacia abajo en ramilletes y se trocea para guardar en un frasco.
Romero: Una planta que
podemos encontrar sin dificultad en muchos lugares públicos, ya que se utiliza
como arbusto decorativo. Es muy aromática y si tenemos localizado uno de estos
arbustos, lo podemos usar fresco para cocinar, pero si no nos coge muy a mano,
podemos secarlo y guardarlo de la misma manera que el orégano.
Laurel: Las hojas de laurel son sencillas de recoger y de guardar. Simplemente las cogemos del árbol y las guardamos en un lugar fresco y seco. Cuando necesitemos usarlas para algún guiso o cocido, sólo tenemos que coger una y añadirla.
Limón y Naranja rallado: Se guardan las ralladuras de la piel de estos cítricos, se dejan secar (secan rapidísimo) y se guardan en un frasco. Son aromáticas y muy decorativas, perfectas para añadir a nuestros postres, copas e infusiones. También se puede hacer con lima.