Muchas veces hemos escuchado que “se come con los ojos” y es cierto. Lo que no nos entra por la vista, difícilmente nos gustará.
Seguramente alguna vez incluso os habrá dado
pena comeros un plato, de lo “bonito” que es.
Las grandes superficies lo saben también y esta
manera, adaptan sus productos para que se vendan mejor al tener una imagen “bonita”.
El problema de todo de todo esto, es que prima la forma sobre el fondo. Es
decir, se valora más una manzana de buen tamaño, preciosa, abrillantada con
cera (lo suelen hacer), que una manzana que sepa a manzana, y que tenga aroma a
manzana.
Puede parecer una broma, pero hoy en día es complicado conseguir
frutas y vegetales que sepan a lo que son y que tengan el mismo olor que tenían
hace 30 años.
En estas dos fotografías se pueden apreciar la diferencia entre dos piezas del mismo producto: la primera es "natural" y la segunda está "arreglada para el consumidor":
¿Cuándo fue la última vez que comiste un tomate
con sabor a tomate?¿O un melocotón que oliera a melocotón?
Acompaño esta reflexión del reportaje de Jordi
Évole del programa "Salvados":