Se llama así al exceso de sonido ambiental que altera las condiciones de este, causando daños en la calidad de vida, produciendo efectos negativos, físicos (disminución auditiva) y también mentales (paranoia, estrés, insomnio...).
Las principales causas de este tipo de contaminación, vienen una vez más, ocasionados por el ser humano. Actividades como el transporte, industriales y de ocio son las más peligrosas en este sentido.
Tocar insistentemente la bocina para que nuestro amigo (y ya de paso, el resto
del barrio) sepa que hemos llegado, o poner la música o televisor alto, son
cosas que no ayudan a descansar.
La OMS, Organización Mundial de la Salud, considera los 70 dB como el límite a partir del cual el sonido puede ser considerado “dañino”.
En España este límite está por debajo, y se establece que el máximo
está en los 55dB, aunque diferentes estudios realizados por la Unión Europea,
demuestran que estamos expuestos a
diario a niveles superiores.
Si tenemos que “convivir” con algún tipo de ruido
molesto, podemos solicitar que nos realicen una medición `para comprobar si
cumple con la ley.
Estamos en verano y a muchos nos gustaría poder
dormir con la ventana abierta, seamos conscientes de que el ruido molesta
aunque no llegue a niveles extremos y aprendamos a respetar el descanso de los
demás.